5 de octubre: primer día- Pucará de Tilcara

 Llegamos al mediodía a la ciudad de Tilcara, en la provincia de Jujuy. Luego de almorzar nos dirigimos hacia el Pucará de Tilcara y su Jardín Botánico de Altura. 

Tilcara, al igual que otras poblaciones del norte, no tiene una fecha de fundación. Toda la Quebrada de Humahuaca estuvo poblada de asentamientos indígenas, desde la época pre-incaica. Cuando el imperio Inca llegó a la región, la zona donde hoy crece y vive el pueblo de Tilcara, perteneció al Collasuyo, como se llamó a la provincia del sur del mundo incaico. Pero esa organización no duró mucho allí, ya que apenas unos 50 años después de su establecimiento, llegaron los españoles.
 

Pucará es una palabra quechua que significa “lugar fortificado”. Son construcciones de piedra, de poca altura, con techos de barro y paja, sin ventanas y con una sola entrada donde vivían las poblaciones indígenas.
Estaban ubicadas en lugares estratégicos que facilitaban el control del valle. Éstas, vistas desde lejos no podían ser divisadas, por lo que sus habitantes las utilizaban para refugiarse y no ser capturados por los españoles. Por un lado, están rodeadas por los acantilados sobre el Río Grande y por el otro por laderas.
Ésta región era habitada por los Omaguacas, quienes fabricaban vasijas y cántaros, vasos timbales, trabajaron el cobre, el estaño, la plata y el oro. Creaban armas, instrumentos para la vida cotidiana y adornos. Fueron un pueblo esencialmente agricultor, cultivaban una gran variedad de vegetales tales como el maíz, la papa, la quínoa, y recolectaban el algarrobo.
El descubridor de éste fuerte fue
el etnógrafo Juan Bautista Ambrosetti en una de sus investigaciones arqueológicas en la zona del noroeste argentino en 1908. Tres años después, Salvador Debenedetti se encargó de restaurar las ruinas.





 
Durante el camino de vuelta pudimos observar los conos de deyección en las montañas. Éstos son acumulaciones de sedimentos en forma cónica, que son arrastrados desde lo alto de las montañas como consecuencia de la erosión fluvial.



Más tarde conocimos el Museo de Arqueología “Doctor Eduardo Casanova”, donde pudimos conocer del mundo andino y de los valles orientales, tanto aspectos materiales como simbólicos de los pueblos originarios del área, los elementos que fabricaban y algunas de sus costumbres y festivales.  

Finalmente, fuimos a una feria artesanal y luego regresamos al hotel.